¿BAJO QUÉ PACTO MURIÓ EL LADRÓN EN LA CRUZ?

Por Fernando Mata


Introducción

Nuestra estimada hermana en Cristo, Carmela, me escribe desde Honduras con esta inquietud:

“Dios me lo bendiga. Estoy en la luna. Usted que está bien preparado, quiero que me ayude con esta pregunta: cuando el Señor Jesús perdona al ladrón en la cruz, Cristo aún no había muerto. ¿El ladrón murió bajo el antiguo pacto o bajo el nuevo pacto? Le agradezco la ayuda, hermano Mata. Me le saluda al hermoso angelito que tiene a su lado. He visto que pone mucha atención cuando usted lo enseña. Saludos desde Honduras.”

Agradezco, hermana Carmela, sus amables palabras y sus saludos para mi pequeño hijo Mateo, quien ha sido un regalo inmenso de Dios para mi esposa y para mí.

La pregunta que usted formula no es menor. Toca las fibras de la comprensión misma del plan de salvación: la relación entre el antiguo pacto y el nuevo pacto sellado con la sangre de Cristo. Para responder con claridad, dividiré la explicación en tres apartados:

1. ¿Cuándo finalizó el antiguo pacto?

2. ¿El ladrón fue salvo bajo el antiguo pacto o bajo el nuevo?

3. ¿Bajo qué pacto murió el ladrón en la cruz?


1. ¿Cuándo finalizó el antiguo pacto? 

El testimonio de la Escritura es claro: el antiguo pacto terminó con la muerte de Cristo.

El apóstol Pablo afirma:

“Anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz” (Colosenses 2:14, RVR1960).

La imagen es contundente: la Ley mosaica fue “clavada en la cruz” con Cristo, quedando abolida como medio de justificación. 

El apóstol a los Efesios añade:

“Aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz” (Efesios 2:15, RVR1960).

En otras palabras, el antiguo pacto llegó a su término en el momento en que Cristo murió. Fue allí donde se inauguró el nuevo pacto prometido por los profetas (Jeremías 31:31– 34; cf. Hebreos 9:15–17).


2. ¿El ladrón fue salvo bajo el antiguo pacto o bajo el nuevo?

Jesús, aún vivo en la cruz, declara al ladrón arrepentido:

“Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23:43, RVR1960).

Es importante observar que la narración de Lucas registra la muerte de Jesús hasta el versículo 46:

“Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró” (Lucas 23:46, RVR1960).

Por lo tanto, la promesa de salvación dada al ladrón ocurrió mientras Cristo todavía estaba vivo, es decir, antes de la consumación de su sacrificio y del inicio formal del nuevo pacto.

De esta manera, podemos afirmar que el ladrón fue declarado salvo bajo el antiguo pacto, aunque beneficiándose directamente de la autoridad y gracia del propio Cristo, quien tiene potestad para perdonar pecados (Marcos 2:10, RVR1960).


3. ¿Bajo qué pacto murió el ladrón en la cruz?

El Evangelio de Juan nos ofrece un detalle decisivo: “Entonces los judíos, por cuanto era la preparación de la pascua, a fin de que los cuerpos no quedasen en la cruz en el día de reposo (pues aquel día de reposo era de gran solemnidad), rogaron a Pilato que se les quebrasen las piernas, y fuesen quitados de allí. Vinieron, pues, los soldados, y quebraron las piernas al primero, y asimismo al otro que había sido crucificado con él. Mas cuando llegaron a Jesús, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas” (Juan 19:31–33, RVR1960).

Este pasaje evidencia que Jesús murió antes que los ladrones. Sus piernas fueron quebradas para acelerar su muerte, mientras que Cristo ya había entregado su espíritu. De aquí se desprende la conclusión:

1. El antiguo pacto terminó en la muerte de Cristo.

2. Jesús murió antes que el ladrón.

3. El ladrón, aunque fue declarado salvo bajo el antiguo pacto (Lucas 23:43), murió bajo el nuevo pacto, pues su muerte ocurrió después del sacrificio de Cristo.


Conclusión

La armonía bíblica nos permite sintetizar: 

• El antiguo pacto llegó a su fin en la cruz de Cristo (Colosenses 2:14; Efesios 2:15, RVR1960).

• El ladrón fue salvo bajo el antiguo pacto, cuando Cristo aún vivía y tenía plena autoridad para perdonar pecados (Lucas 23:43, RVR1960).

• El ladrón murió bajo el nuevo pacto, pues Jesús entregó primero su espíritu (Juan 19:31–33, RVR1960).

Este caso singular nos recuerda dos grandes verdades:

1. Cristo es Señor tanto del sábado como de la Ley; Él tiene poder para perdonar pecados bajo cualquier pacto.

2. Hoy, bajo el nuevo pacto, la salvación no se obtiene por circunstancias extraordinarias como la del ladrón, sino por la obediencia al evangelio: fe, arrepentimiento, confesión de Cristo y bautismo para perdón de pecados (Hechos 2:38; Romanos 6:3–4, RVR1960).

Que esta reflexión fortalezca nuestra fe y nos lleve a valorar aún más el sacrificio del Cordero de Dios, quien en su muerte inauguró el pacto eterno en el cual hoy permanecemos.